La Izquierda del Futuro en Suecia, una respuesta ciudadana a la deriva reaccionaria

Artículo de David García López, de IU Estocolmo, para Mundo Obrero.

Framtidens Vänster (FV – La Izquierda del Futuro) irrumpe en el panorama político sueco con una propuesta radical: no reformar el sistema, sino construir desde cero un socialismo democrático. Este movimiento, nacido de las bases y los movimientos sociales, combina la lucha anticapitalista con el feminismo, el antirracismo y la justicia climática. Su lanzamiento oficial el pasado 5 de diciembre marca la aspiración de impulsar una transformación revolucionaria, denunciando un modelo capitalista y colonial que perpetúa la pobreza infantil, la brecha salarial, la opresión patriarcal, el racismo institucional y la emergencia climática.


Pilares del Estado de bienestar

Frente a esto, su propuesta es la construcción de un socialismo donde la política  económica se rija por la justicia y no por el lucro, con servicios públicos como sanidad, educación y vivienda como derechos sociales fundamentales fuera del mercado. Plantea una fiscalidad fuertemente progresiva sobre la riqueza y la abolición de la gestión con ánimo de lucro en el sector que sostiene los pilares del “modelo sueco”, estado de  bienestar.

La visión del nuevo movimiento es profundamente interseccional, integrando un feminismo que garantice todos los derechos sobre el cuerpo y la plena igualdad económica, un antirracismo activo en todas las instituciones, y la defensa inquebrantable de los derechos del colectivo LGTBIQ+ y de la infancia. En política exterior, adopta una postura antiimperialista, abogando por la salida de Suecia de la OTAN, el fin de la exportación de armas, este uno de los motores industriales y económicos más importantes para la economía sueca, y una política de asilo basada en la solidaridad. 

Un movimiento que entiende la justicia climática como una lucha de clases

«La justicia climática es entendida como una lucha de clase que exige desmantelar la industria fósil, democratizar los recursos y priorizar las necesidades planetarias sobre el beneficio.». 

Este compromiso se articula mediante un modelo organizativo que sustituye el liderazgo vertical por una horizontalidad radical, priorizando la movilización popular, la formación política y la acción directa.

La disyuntiva estratégica: entre la urgencia y el arraigo

Sin embargo, la apuesta de FV por la vía electoral, en principio municipalista y regional, genera tensiones internas y debate público.

«El proyecto tiene como objetivo principal alcanzar la representación institucional, entendida no como un fin, sino como una herramienta estable para disputar el poder político a largo plazo.» 

Esta ambición evidencia la tensión entre la urgencia por lograr cambios inmediatos que la ciudadanía exige y la necesidad de construir unas bases sólidas y un arraigo que perdure más allá de los ciclos electorales y mediáticos.

Una respuesta a la crisis de representación de la izquierda tradicional

El nacimiento de FV es, en gran medida, una respuesta a una profunda crisis de representación en la izquierda sueca. Surge del diagnóstico de que los partidos tradicionales: Partido Socialdemócrata (Socialdemokraterna – S), Partido de izquierda (Vänsterpartiet -V) e incluso el Partido verde (Miljöpartit – MP), han diluido sus principios fundacionales en pos de un electoralismo cortoplacista, dejando un vacío para miles de socialistas, activistas climáticos y antifascistas. FV no busca simplemente ocupar ese espacio, sino actuar como núcleo aglutinador de un bloque más amplio, complementando roles: manteniendo desde la calle una postura intransigente en la defensa del ecosocialismo, el feminismo y el antirracismo, mientras explora vías institucionales.


Lorena Delgado Varas, cofundadora de  FV, junto a activistas destacadas de la Flotilla Sumud durante la conferencia de prensa que ofrecieron a los medios suecos a su llegada a Estocolmo. Foto: Achim Rödner, 8 de octubre 2025.

Un modelo organizativo radical: romper con la verticalidad

Lo que realmente define a este nuevo proyecto es su naturaleza misma. No es un partido convencional, sino un movimiento cívico sin precedentes en Suecia que deliberadamente rompe con las estructuras verticales. Se concibe como la confluencia de fuerzas de izquierda, organizaciones de solidaridad internacional y activismo climático, poniendo a las bases como núcleo de su actividad. Prioriza la movilización social y la organización popular, liberándose de las ataduras tácticas del cortoplacismo electoralista.


Manifestación de activistas suecos y Amnesty International, Suecia. Foto: Achim Rödner, 27 de julio 2025.

El preocupante contexto nacional: la crítica de la ONU

Este impulso se da en un contexto nacional preocupante. La Relatora Especial de la ONU, Mary Lawlor, expresó hace tan solo unos días una fuerte crítica contra Suecia, calificando como «chocante» la situación de los defensores de derechos humanos y afirmando que «Suecia ha comenzado a alejarse de sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos», una señal «especialmente preocupante» dada su histórica reputación.

Una esperanza para frenar la deriva a la derecha

Ante este escenario de giro a la derecha y de debilidad de la izquierda tradicional, FV se vislumbra desde sectores como la diáspora española organizada como una posibilidad para insuflar esperanza. No se contempla únicamente como una alternativa de voto, sino como el punto de partida para un frente amplio que, desde la izquierda, aglutine a las mayorías sociales y frene la deriva actual, manteniendo abierto el diálogo con todas las organizaciones que se identifiquen con sus principios fundacionales.

David García López, Izquierda Unida Estocolmo

Fuentes:

Fotos:
Framtidens Vänster y Achim Rödner

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